martes, 18 de septiembre de 2012

Una confortadora


William Bunker había pagado una multa de doscientos dólares por golpear a su esposa. Después de obtener su recibo fue a la casa mal humorado y se sentó ante el hogar doméstico. Observando su conducta abstraída y melancólica, la buena esposa se aproximó e inquirió la causa con ternura.
-Es un sujeto delicado, querida -dijo él, con una luz de amor en los ojos-, vamos a hablar de algo bueno para comer.
Entonces, con un verdadero instinto de esposa, ella buscó animarlo con un agradable parloteo sobre un nuevo bonnet que él le había prometido.
-¡Ah!, cariño -suspiró, recogiendo el atizador de fuego de modo ausente y volteándolo en sus manos-, vamos a cambiar el sujeto.
Entonces el ídolo de su alma gorjeó una balada inspiradora, lo besó en el tope de la cabeza y mencionó con dulzura que la modista le había enviado la cuenta.
-Vamos a hablar sólo de amor -devolvió él, enrollando su manga derecha de modo pensativo.
Y así ella habló de la casita envuelta en vid, en la que esperaba cariñosamente ellos pronto pudieran sorber juntos los dulces conyugales. William se puso erguido con rigidez, un aire no de la tierra había en su rostro, su pecho pujaba y el atizador de fuego temblaba con emoción. William sintió de forma profunda.
-Mía propia -dijo la buena mujer, ahora irrigando ocupada una masa de pasta nívea para la comida de la noche-, ¿tú sabes que no hay un bocado de carne en la casa?
Es una verdad fría, no amorosa, un hecho triste que enferma el corazón, pero debe ser dicho por el concienzudo novelista. William pagó toda esa solicitud afectiva, toda esa devoción femenina, toda esa fe, confianza y abnegación de una manera, que no necesita ser particularmente especificada.
Una curva corta, aguda en el medio de ese atizador de fuego de hierro, es elocuente de un mal reparado.

Título original: A Comforter, publicado por primera vez en The Fiend's Delight, 1873, con la firma: "Dod Grile".
Imagen: Patrick James Lynch, The Christmas Miracle of Jonathan Toomey, 1995.