domingo, 23 de septiembre de 2012

La labor de amor perdida


Joab era un novillo, que estaba cansado de ser cortejado por su piel limpia, suave. Así que reculó a través de un pórtico estrecho seis u ocho veces, lo que hizo a su pelo pararse de forma equívoca. Entonces fue y se frotó los costados grasientos contra un tronco carbonizado. Eso lo hizo lucir desaseado. Usted nunca lució peor en su vida que como Joab lucía.
-Ahora -dijo-, voy a ser amado sólo por mí mismo. Voy a cambiar mi nombre, y pasearme por los pastos nuevos, y todo el afecto que entonces me sea prodigado va a ser puro y desinteresado.
Así que se desvió hacia el bosque y salió al rancho del viejo Abner Davis. Las dos cosas que Abner valoraba más eran un molino de viento y un poste-rascador para cerdos. Éstos eran igualmente bonitos, y la fama de su donosura había llegado al extranjero con amplitud. A éstos Joab naturalmente les prestó atención. El molino de viento, que se llamaba Lucille Ashtonbury Clifford, lo recibió con expresiones del más vívido disgusto. Sus protestas de afecto se encontraron con crujidos de desprecio, y cuando se volvió con tristeza fue recompensado con el azote sonoro de uno de sus volantes. Como novillo caballeroso no se dignó a vengar el insulto volcando a Lucille Ashtonbury, y fue bueno para él que no lo hizo, pues el viejo Abner se paró cerca con una horca y una trinidad de perros.
Disgustado con la egoísta falta de corazón de la sociedad, Joab arrastró los pies y fue pasando por el poste-rascador sin notarlo. (Su nombre era Arabella Cliftonbury Howard.) Súbitamente, ésta pateó a una multitud de puercos que estaban a sus pies, y llamó al novillo rodante del extraño exterior:
-¡Venga aquí!
Joab se detuvo, la miró con sus ojos de buey y, marchando con gravedad, comenzó una vigorosa rascada contra ésta.
-Arabella -dijo él-, ¿usted piensa que podría amar a un novillo de cuero lanudo con pelo negro? ¿Podría amarlo sólo por sí mismo?
Arabella había observado que lo negro salía frotando, y el pelo se asentaba alisado cuando lo acariciaba de forma correcta.
-Sí, yo pienso eso, ¿podría usted?
Eso era un problema: Joab había esperado que ella hablara de negocios. Él no replicó. Era sólo su forma traviesa; ella pensó, naturalmente, que la mejor forma de ganar el amor de cualquier cuerpo, era ser una tonta. Ella vio su equívoco. Se había asociado con cerdos toda su vida, ¡y este tipo era un novillo! Los equívocos debían ser rectificados muy velozmente en estos asuntos.
-Señor, yo tengo por usted una sensación peculiar, puedo decir una ternura. ¡A partir de aquí usted, y sólo usted, va a rascarse contra Arabella Cliftonbury Howard!
Joab estaba encantado, se quedó y se rascó todo el día. Él era amado sólo por sí mismo, y no le importaba nada más que eso. Entonces se fue a su hogar, hizo un toilet elaborado y retornó para asombrarla a ella. ¡Alas!, el viejo Abner había estado por ahí y, viendo cómo Joab la había usado de modo suave e inútil, la había cortado para leña de fuego. Joab echó un vistazo, entonces caminó solemne hacia un claro y, obteniendo a horcajadas con comodidad un montón de troncos ardientes, ¡hizo una barbacoa consigo mismo!
Después de todo Lucille Ashtonbury Clifford, el molino de viento de cabeza mareada, parecía haber obtenido lo mejor de todo esto. Yo he observado que la cabeza mareada, comúnmente, obtiene lo mejor de todo en este mundo, lo que la cabeza de madera y la cabeza de novillo consideran un ultraje. Yo no estoy preparado para decir si lo es o no.

Título original: Love’s Labour Lost, publicado por primera vez en The Fiend's Delight, 1873, con la firma: "Dod Grile".
Imagen: Jan Mapes, Corriente Cow, XXI.