lunes, 14 de julio de 2014

De Diarios corrientes


...Henry Wolfe, de Kentucky, de ciento ocho años de edad, quien nunca había estado enfermo en su vida, se acostó un buen día, y se aserró el cuello a la mitad con una navaja. Henry no creía en la auto-masacre, él la despreciaba. Era la opinión de Henry que, como Dios nos había puesto aquí, nosotros debíamos quedarnos hasta que fuera su placer removernos. Esa es asimismo nuestra opinión, y la opinión de todos los otros buenos cristianos a quienes les gustaría morir, pero tienen miedo de hacerlo. Va a ser observado, que Henry no podría reclamar originalidad de opinión. 
Pero hay un punto más allá del cual, la esperanza diferida pone enfermo al corazón, y Henry había pasado ese punto. Él esperó con paciencia, hasta que estuvo desnudo de cuero cabelludo y sordo del oído. Soportó sin quejarse la espalda encorvada, los ojos invidentes, y el incidente de las articulaciones crujientes en la sobre-madurez. Pero cuando vio a un hombre que perecía de senilidad, quien en la infancia lo había llamado "viejo Hank", el sr. Wolfe pensó que la paciencia había dejado de ser comendable, y abandonó su puesto de deber sin ser regularmente relevado.
Debe ser esperado va a ser calurosamente castigado por eso.

Título original: Sin título, publicado por primera vez en The Fiend's Delight, 1873, con la firma: "Dod Grile".
Imagen: Hauntworld, The Haunted Farm (detail), XXI.